25 de febrero de 2011

Córdoba con C de Católica (y 6 de 6)

Córdoba con C de Católicos… (y 6 de 6) 
 
(para todos/as aquellos/as que ven a la personas
con los ojos bien abiertos)
LLEGAN LOS BUENOS… FERNANDO III “EL SANTO”
El 29 de Junio de 1236 los musulmanes entregaron las puertas de la 
ciudad a Fernando III, a cambio del respeto de sus vidas y su libertad.
Córdoba nunca volvió a ser la que fue y entró en un período de
decadencia que duro muchos siglos, demasiados. “El Santo” manda
 sustituir todas las mezquitas por iglesias, respetando, gracias a Dios,
Alá o quien-sea, la Medina Aljama en la que únicamente incluyó una
 pequeña iglesia gótica que apenas cambiaba la estructura ni la belleza
de la misma.
Alfonso XI construye el Alcázar de los reyes cristianos y en 1315 permite
que se levante la sinagoga que todavía pervive, no sin problemas “de
tipo urbanístico” porque según la Torah la sinagoga debe elevarse por
encima de las casas del entorno y “el arquitecto municipal cristiano”
asesorado por su capellán no veía con buenos ojos que se viera
demasiado la misma.
El PASTOR QUE SE PASO LA OPINIÓN DE SU REBAÑO
POR EL FORRO DE… SU PALIO
Muchos años estaba durando la mezquita razonablemente preservada
y sin excesivos retoques… hasta que en el Siglo XVI un Obispo llamado
Alonso Manrique pensó que lo que había que hacer era una gran
Catedral para lo que había que derribar gran parte da la ampliación
de Abd-al Rahman II. Los ciudadanos de Córdoba no estaban de
acuerdo con esas obras que destruían parte de la Mezquita, pues sabían
 que era un edificio único, especial y que no existía. Porque era así:
ninguna igual en todo el mundo conocido. Por eso el Concejo de la
Ciudad, el Ayuntamiento, se opuso a la construcción de la catedral,
dictando un pregón prohibiendo a los albañiles, canteros, carpinteros
y peones que trabajasen en la obra de la Iglesia Mayor bajo castigo
de pena de muerte.
Como el Obispo tenía la mitra bien puesta, llevó a un pleito entre el 
Obispo y el Concejo Municipal en el que el Emperador Carlos V que
ni conocía Córdoba, dio la razón al obispo. Los cordobeses en su
desconsuelo pensarían aquello de “Con la iglesia hemos dado, amigo
 Sancho. —Ya lo veo —respondió Sancho—; y plega a Dios que no
 demos con nuestra sepultura”.
Unos años después, en un viaje en el que Carlos V conoció cómo 
era la Mezquita y vio las obras de la Catedral entendió su equivocación
 y exclamó sacándole los colores al Obispo Manrique “si yo hubiera
sabido lo que era esto, no habría permitido que se llegase a lo antiguo,
 pues hacéis lo hay en otras muchas partes y habéis destruido lo que
era único”.
Too late, my friend Charles¡¡ Esto te pasa por hacer caso a los curas y
no al pueblo que es el que pagaba tus caprichos...
En defensa del obispo y su espíritu de grandeza, tengo que decir que el
hombre venía de servir a su dios en Brujas, Bruselas y Amberes y estaba
 acostumbrado a unas catedrales “a todo confort” y eso le perdió… Pero
además, el resultado, para mi gusto es todavía más espectacular, si cabe. 
 Además, siendo honestos, ¿cuánto tiempo iba a durar en pié una
mezquita sin uso…? Yo creo que la construcción de la Catedral la salvó
(y si no estáis de acuerdo, id a buscar la mezquita de Sevilla…)
 
Como el ornitorrinco… 
-mamífero ponedor de huevos, venenoso, con hocico en forma de pico 
de pato, cola de castor y patas de nutria que cuando se lo encontraron
 por primera vez, llegaron a considerado una elaborada falsificación-
….que su mezcla lo hace valedor del premio al mamífero más especial 
y único,
la Mezquita-Catedral resulta todavía más apasionante, más increíble 
( y no sigo que ya he hablado demasiado bien de los curas) y más
representativa de lo que fue Córdoba.
Y DE AQUELLOS BARROS, ESTOS LODOS…
Pero aunque parece que no cambie nada, sí que cambia, se crea el 
latifundismo, el reparto de todo el territorio entre un grupo reducido de
nobles –para algo habían apoyado a sus reyes…- que, muy pronto se
desentienden del destino de la ciudad y de sus habitantes para limitarse
 exclusivamente a la defensa de sus chiringuitos y sus intereses-. Estas
 familias, entre ellas los Fernández de Córdoba (el de las cuentas del
Gran Capitán) campan por sus respetos por toda la ciudad, se apoderan
 de todas las riquezas y de los mandos del poder durante los siguientes
cuatro siglos.
¿Qué vio Richard Ford, centífico y escrito inglés, en Córdoba a principios 
del XIX para afirmar en su libro “Gathering from Spain” que “Esta
Atenas bajo los moros es ahora un pobre pueblo beodo”? 
¿O qué vió George Borrow para ponernos a caldo a todos?- Estos Hijos 
de la Gran… … Bretaña siempre tocando las narices… Por lo menos el tal
Borrow se cuidaba mucho de hablar de más como cuando el posadero
–eran los momentos de las guerras carlistas y el posadero era un acérrimo
 carlista- tratando de que se mojara por un bando u otro le contesto
Mi buen hombre, siempre estoy de acuerdo con las ideas políticas de
aquel con quien me siento en la mesa o bajo cuyo techo duermo, o al
menos intento no dar idea de lo contrario. Ello me ha librado de alguna
 almohada ensangrentada y algún vino enriquecido con “especias””.
Tipo listo.
El caso es que todo el que pasó por Córdoba los siglos venideros, grandes
viajantes y escritores no dejaron escrito más que que el maravilloso
legado de la ciudad se había quedado reducido a escombros, palacios
 abandonados y en ruinas y plazas convertidas en eriales.
Pero esto ya es otra historia…
Y PARA ACABAR UN SUEÑO….
¿Es mucho soñar que se repitan cosas cómo estas….
Cuando los musulmanes cordobeses celebraban las fiestas cristianas
lo hacían con sus paisanos cristianos (si es que cuando hay cachondeo…
 … somos todos iguales –ante la ley, no; ante la juerga, sí). Los
musulmanes de Córdoba que, en su mayoría eran hijos de cristianos,
no renunciaban al placer de festejar aquellos días que habían alegrado
la vida de sus antepasados. Entre las verbenas que montaban juntos
estaban: el nacimiento de Jesús (para ellos el profeta Isa ben Maryam,
 Jesús de María –y de la paloma que siempre se la olvidan…-), la de año
 nuevo –que los cristianos celebraban la circuncisión de Jesús- y el
nacimiento de San Juan.
La Navidad se celebraba el 25 de Diciembre ya que varios siglos antes, 
los curas del siglo IV, muy cucos, la habían trasladado a esa fecha para
 hacer coincidir la celebración del nacimiento de Jesús con la fiesta del
nacimiento del sol, común en las culturas grecorromanas, ya que es
entonces cuando el día empieza a ganar minutos a la noche. ¿Me
excomulgará Martínez Camino, ultra-voz de la Conferencia Episcopal
 por decir esto? No creo. Como mucho se llevará un disgusto porque
seguramente ni lo sepa. 
El último día del año, que para ellos venía a coincidir con el actual día 
de Reyes (la Epifanía, en fino), al no tener a Belen Esteban, la Califa
del Pueblo, ni a Anne Igartiburu, la Princesa Vascona, ni al pelma de
la capa (Ramón García), tenían que buscarse la vida. Por eso, la
noche previa a año nuevo, la consideraban los andalusíes como la
más solemne para la consumación del matrimonio (lo que nunca
 conseguí…!ligar en nochevieja¡) y se preparaban unas mesas para
 sus hijos y mujeres en las que había toda clase de frutas y objetos
de valor. Se hacían preciosos regalos y unos dulces que llamaban
ciudades, en árabe mada’in y recordaban al roscón de reyes… que
 nos devuelven a… los romanos pues…
El origen del roscón……[parece estar relacionado con las saturnales
romanas, fiestas dedicadas al dios Saturno con el objeto de que el pueblo
 romano en general pudiera celebrar los días más largos que
empezaban a venir tras el solsticio de invierno. Para estos festejos
 se elaboraban unas tortas redondas hechas con higos, dátiles y miel,
que se repartían por igual entre los plebeyos y esclavos. Ya en el
siglo III, en el interior del dulce se introducía una haba seca, y el
afortunado al que le tocaba era nombrado rey de reyes durante un
 corto periodo de tiempo establecido de antemano.
 

Árabes, judíos y cristianos celebrando juntos sus fiestas con
postres romanos.  ¡¡ qué aproveche!!
Como decía aquel grupo de música… ¿Y tú de quién eres?  Yo, de 
todos y de ninguno.  ¿Tú?

Acabamos con Jorge Drexler y el final de “Milonga del moro judío”
Y a nadie le dí permiso para matar en mi nombre,
un hombre no es más que un hombre y si hay Dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso seguirá, yo me habré ido;
rumbo también del olvido no hay doctrina que no vaya,
y no hay pueblo que no se haya creído el pueblo elegido.
Y con el puente de mi paisano Javier Manterola,



Dnl, el califa jadraque

19 de febrero de 2011

Córdoba, con C de… Cuando te volveré a ver (5-6)

 

Los cinco califas
Al salir de la Casa Sefardí entremos en la bodega Guzmán donde la 
concurrida clientela se agolpa a ver el fútbol (es lo que tiene el fútbol de
segunda división, que lo ves tomando el aperitivo) donde el atento
camarero nos explica las diferencia entre fino, manzanilla, montilla,
moriles,… Como todos suenan igual de bien nos ponemos en sus
manos y nos sacas dos montilla-moriles y una ración de morcón para
 mí y una de salmorejo para Ana (no puedo evitar, repetirlo una vez
más, ¿cuándo pondrán tapas en los bares de Pamplona? ¿Cuándo te
 atenderán como persona humana –que decían Faemino y Cansado-?
Con nuestros cuerpitos entonados decidimos comer en el bar Rafel,
junto a la Puerta de Almodovar (no Pedro, aunque ya podría comprársela)
 donde un amabilísimo camarero nos recibe como si nos viera en la
frente un post-it que dice “trátame con cariño nunca viene mal”.
Nos dejamos llevar por su recomendación: una ración de japutas (con
 perdón), una ración de rabo de toro y otros par de pares de finos.
Mientras nos toma la nota, el camarero que es capaz de estar en misa
y repicando campanas, escucha el paquete que, en la mesa de al lado,
le mete una chica a su supuesto y paciente novio. El camarero, un
filósofo de taberna, se va con nuestra comanda diciendo  antes ya
mandaban en casa pero ahora con esas leyes de Ministra Aído mandan
 en toas partes”.
Cuando nos traen las viandas, como soy curioso de nacimiento –alguna
torta me he llevado por ello- me he fijado en toda la parroquia que
comparte espacio con nosotros –una pareja gallega, un grupo de
“jóvenas” guris, la joven mete-paquetes y el sufrido novio,…- y la
decoración donde destacan fotos y grabados de toros (con perdón de
la Generalitat) sobre los que le pregunto al locuaz camarero.  Orgulloso
me cuenta que son los cinco califas de Córdoba, los cinco grandes toreros
 que ha dado la ciudad: el Lagartijo, el Guerra, Machaquito, Manolete y
 el Cordobés.
Nos cuenta una divertidísima anécdota relativa al primero: 
cuando le dijeron que brindara la corrida a Ortega y Gasset, 
él preguntó ¿y eso quienes son?.
Su apoderado le respondió que era uno y que era un filósofo. 
Sorprendido el Lagartijo preguntó “¿Y esos qué hacen?
Pensar, le aclaró el apoderado.
A lo que el Lagartijo respondió mientras procedía a comenzar el brindis 
“¡ Si es que hay gente pa tó!”.
Debía ser fino porque al filósofo le brindó el toro pero en la primera de
las corridas que se celebraron en París con motivo de la Exposición
Universal (la de la torre Eiffel), se negó a brindar un toro a la destronada
reina Isabel II «porque soy republicano».


¡¡Olé con el Lagartijo¡¡¡¡¡
Éste Lagartijo debió heredar el genio y figura del malo, malísimo de 
todos los libros de historia que nos daban en Maristas, Ursulinas,
Jesuitas,… y todo colegio serio que se preciara. Y nos les faltaba razón…
Según vamos paseando entre calles estrechas que facilitan que nuestras
S sean convergentes buscando un salón de té árabe, recuerdo lo que había
 leído de nuestro siguiente protagonista…
ALMANZOR 
A su muerte, su hijo Al Hixam se encontró rodeado por un ejército 
berebere que odiaba a los omeyas y con un regente, Almanzor,
ambicioso  hasta la locura. Su único apoyo –quien va a ser- su madre,
Aurora a la que no le faltaría coraje, pero era demasiado… incluso para
una Navarra  (¡!que son finas…¡¡ -que conste que no es rencor por no
haber ligado nada, lo cual es cierto,…-) ).
La marioneta estaba preparada y lista para ser movida, sin que se 
notara nada. De ello se encargó el rey de las intrigas palaciegas,
Almanzor que, preparó la entronización del joven príncipe. Subh,
Aurora, la esclava-madre,  dicen que gran cantante (seguro que venía
 de familia de joteras…,) y Almanzor  prepararon todo rápido para evitar
sorpresas y que fuera proclamado otro omeya, al-Mugira, el tío del
príncipe, que pronto es estrangulado (me imagino a Aurora cantando
en tono de jota Navarra “¡¡que yo no he siiiiiiiiidooooo,
que yo no he siiiiiiiiiiiidooooo!!, ¡¡ que se ha muerto sooooooolo, porque
él ha queridooooooooooo!!!”).
Con once años, el angelito de tez blanca, de grandes ojos azules, 
barbilampiño y tirando a pelirrojo (¿por qué en los libros del colegio,
Maristas en mi caso, siempre dibujaban a los omeyas con tez morena,
ojos negros, negrísimos y negra barba? Si eran casi primos hermanos
 nuestros…) fue entronizado nombrando como primer ministro a
al-Muxafii y a Almanzor visir del Califa.

Y, resumiendo, acabó siendo un pelele y Almanzor reinó como Valido
del Califa (más bien Dictador) encargándose de que poco a poco fueran
 cayendo todo aquel que pudiera o tuviera la más mínima intención de
hacerle sombra (el “Prime Minister” al Muxafi no le duró ni dos años).
Como tonto no era, nunca usurpó el título de Califa –con manejar
las cuerdas le valía-. Bueno, pero tampoco demasiado listo porque hizo
 entrar en política a los grupos de tropas del ejército y los bereberes que
 años más tarde le meterán en líos.

 
Con todo el poder y para no “molestar” al Califa, se hizo construir un palacio 
a las afueras de Córdoba en la que se instaló con la aristocracia y el bajo
pueblo y la convirtió en su residencia. Allí convocaba a funcionarios,
colocó su guardia personal, y re-dirigía los impuestos de las provincias de
Al Andalus y la orilla africana sin pasar por el Alcázar donde vivía el
desgraciado Califa al que hasta de las visitas le privaron y, por tanto,
del consuelo y apoyo de algún devoto seguidor, impidiendo cualquier
movimiento sospechoso en su interior. Cuando su madre, la jotera,
se dio cuenta del pastel era demasiado tarde y lo odió como antes lo amó.
Y empezó a intrigar contra él como antes hizo junto a él.
Almanzor desplazó las tropas árabes, sospechosas de lealtad a los omeyas, 
y las suplió con tropas bereberes y reorganizó todo el ejército para de forma
anual irse de gira por el norte de la península, saqueando. Acoj….. asustaba
 tanto a los reyes cristianos que no se les ocurrió mejor cosa que, para
aplacar sus iras, ofrecer la mano de la hija del rey de Pamplona, con la que
 se casa y de la que nace Abd-al-Ramahan, apodado Sanchuelo.
Manda Huevos (Federico Trillo dixit, por cierto paisano de Almanzor). 
En su palacio recibió delegaciones de altos mandatarios, de príncipes y de 
reyes, entre ellos a los reyes de Navarra Sancho García y su consuegro,
Sancho Abarca. Y poco después a Gonzalo, hijo de éste último. Y mientras
 su paisana, Aurora, inició una rebelión contra Almanzor, con su propio
dinero contratando al ejército del jefe xirí. Mientras, su hijo había quedado
con Almanzor que no daba guerra si le dejaban llevarse todo el oro del
Alcazar. 

¡¡Mira que somos desagradecidos los hijos!! Su madre desvelándose por
 su hijo y el muy cap…. escapándose con el oro por el puente romano.

¡¡tener hijos para esto¡¡
Pero a todo cerdo le llega su san martín, y tanto batallar, tanto batallar, 
murió tras realizar su última campaña contra La Rioja que pertenecía al
Condado de Castilla (se había quedado sin vino para sus fiestas y se dio un
garbeo por tierras riojanas para llenar toneles del buen caldo de esos
maravillosos pagos lleno de no menos maravillosas gentes –tirando para
casa…-).
A su vuelta pasó por Nájera y por mi pueblo materno, Baños de Río Tobía,
y de ahí se dirigió al Monasterio de San Millán de la Cogolla que dejó más
limpio que la patena –que también se la llevó-. Alguno de sus súbditos se
entretuvieron más de la cuenta –o incluso se quedaron, enamorados por el
 vino y las riojanas- ya que mi apellido materno, Jadraque, como muchos
de esa zona son de origen árabe (ahora que crece mi hija y empieza a salir
noto que me sale mi parte de moro…).
Siesta en el salón de té 
Llegamos a un salon de té moruno,  donde nos sirven un rico té, unos 
pastelitos de miel, ajonjolí, pistacho y almendras. Nos tumbamos en unas
inmensos sofás dónde cogemos postura y disfrutamos de la música árabe,
repetitiva y adormecedora, que se oye de fondo, nos tomamos el té, algún
pastelito… y nos quedamos dormidos ¡una hora¡ (lo que hace el fino, el
relax, los sofas-almohadones, la música,…- , … ¡Son las seis y media y
 el tren sale a las siete y media!
Taaaaxi¡¡¡ al Hotel Hesperia Córdoba y a la estación de AVE…
Dejamos Córdoba con ganas de volver. En el tren de vuelta, ya más 
relajados tras el sprint andalusí, releo el final de parte de esta historia….
LA FITNA (GUERRA CIVIL) Y EL FIN DE LOS OMEYAS 
La muerte prematura de su primogénito Al Muzzaffar (hay quien dice que
ayudado por un “chupito” que le había preparado su hermano) a los 33
años, precipitó la guerra civil cordobesa y la posterior caída del califato.
Al morir éste ascendía al trono Sanchuelo, hijo de Almazor y la princesa
navarra, en cuyo infortunado y breve reinado comenzarían los graves
acontecimientos que darían al traste con el califato y traerían la ruina a la
Córdoba califal.
El caso es que el califato desapareció, el último rey omeya Hixam III fue
depuesto, se declaró la república y se crearon 39 mini-reinos, cada uno
asociado a una familia o clan, vamos, un carajal, pequeños reinos
llamados Taifas. Desmembrados como estaban, no les fue difícil a los
almorávides primero, y a los almohades después tomar el poder durante
un tiempo como tampoco les fue difícil a los reyes cristianos del norte
de España, encabezados por Fernando III conquistar Córdoba en el
año 1236.
Acabamos con Jorge Drexler y el final de “Milonga del moro judío”
Y a nadie le dí permiso para matar en mi nombre,
un hombre no es más que un hombre y si hay Dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso seguirá, yo me habré ido;
rumbo también del olvido no hay doctrina que no vaya,
y no hay pueblo que no se haya creído el pueblo elegido.

Y con el puente de mi paisano Javier Manterola,

Dnl

 

29 de enero de 2011

Córdoba, con C de Cultura (4-5)

 
(Para las grandes mujeres que, como Lubna, han sido invisibles
en una historia contada por y para hombres)
(fotografías de http://www.artencordoba.es/)

“ Por cada muro un lamento en Jerusalén la dorada
y mil vidas malgastadas por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento y aunque sangro de tu herida,
y cada piedra querida guarda mi amor más profundo,
no hay una piedra en el mundo que valga lo que una vida
Yo soy un moro judío que vive con los cristianos,
no sé que Dios es el mío ni cuales son mis hermanos”
Jorge Drexler, “Milonga del moro judío”, Eco2.

¡!Here comes the sun¡¡ como cantaban The Beatles
Al día siguiente, Córdoba, obediente al hombre del tiempo, nos ofrece
un día soleado, radiante, espléndido con lo que, tras el generoso desayuno
 del hotel (nuevamente ¡!gracias Intercacciona Planet¡¡ -ya no lo digo más
 para que no parezca que hago la pelota para el concurso del año que
viene…) salimos felices de paseo hacia el Alcázar de los Reyes Cristianos
 donde vemos una mezcla entre recio castillo castellano (el edificio)


y fino palacio omeya (los jardines). 
 

En él están expuestos algunos de los impresionantes mosaicos que
rescataron de la Plaza de la Corredera. Uno de ellos, de dimensiones y
belleza impresionante, representa a Océano, hijo de Gea -el portero del
Atleti, no, es mujer y es otra, la Tierra- y Urano –el Cielo- con su mujer
Tetris cuyos hijos dieron lugar a los ríos, fuentes,… (menuda historia de
romanos cuando todos sabemos que la tierra la creo nuestro dios, lo hizo
 en seis días y el séptimo, como era domingo, descansó).
En otro, Medusa, la única diosa mortal, a quien Minerva, celosooona….,
convirtió sus cabellos en serpientes por dejarse seducir por Neptuno,
su chico.  
Dejamos que el sol mañanero nos acaricie mientras paseamos por los
jardines del alcázar y, poco a poco, nos acercamos a la Torre de Belén
que en su día formaba parte del conocido como Castillo de la Judería,
destruido durante el pogrom de 1391 (del ruso погром, pogrom,
devastación: linchamiento multitudinario, espontáneo o premeditado,
de un grupo étnico o religioso acompañado de la destrucción o el expolio
de sus bienes). Por aquel entonces, y a pesar que Fernando III fue
 moderado, la cosa ya se había puesto fea y la cordialidad entre vecinos que
 aunque de diferentes equipos se prestan la sal, celebran juntos las fiestas
y tal … se había acababa… Eran órdenes del obispado de Sevilla, al que
 ya se le había olvidado el artículo 1º “amaos los unos a los otros como
yo os he amado”.
Desde la Torre de Belén paseamos por al barrio de San Basilio, 
¡recomendación¡, levantado por los primeros cristianos tras la conquista
de la ciudad, que tiene un gran sabor cordobés, parece un pueblo blanco
dentro de la ya blanca Córdoba. Dicen que durante la Fiesta de las patios
es un lugar digno de ver pues esos portones hoy cerrados se abren para
mostrar los patios cordobeses más bonitos de toda la ciudad. Como se
celebra el centenario del nacimiento Miguel Hernández, aunque alicantino,
 los cordobeses adornan sus balcones de los diferentes barrios con detalles
de su poesía -truncada a los 32 años por los herederos de Torquemada-. En
este barrio, se lee “mi casa es una ciudad con las puertas a la aurora”. 
Y después de tomarnos un cafecito caliente en una tasquita del barrio, 
vamos callejeando hasta los baños califales, uno de los lugares preferidos
de nuestro siguiente protagonista…
AL HAKAM II, que no mojó hasta los cuarenta y seis…
Pero aunque hayamos visto el palacio cristiano, todavía nos quedan 
califas… De todos, éste es el que más penica me da. Nacido en 915, su
madre fue la cristiana Maryan, esclava-madre (umm wallad) preferida
de su padre. Una vez que a sus hermanos los mandaron a gozar del
 “dolce fare niente” (no dar un palo al agua, vamos) y vivir como
príncipes –aunque fueran infantes-, su celoso padre Adb al-Rahman
 lo encerró en palacio y no le dejó salir ni un solo día “ni dio ocasión de
 tomar mujer de más o menos edad” –como dice el opaco Arjona. 
Vamos que mientras los hermanos se lo pasaban pipa, éste, por el ser
 el mayor, primogénito, heredero y preferido de su padre no se comía
 un colín (esto nos suele pasar a los hermanos mayores…) y agotó los
 mejores días de su vida, cuando más “necesidá” tenía de cariñitos de
mujer, en casa, castigado sin salir. Supongo que se consolaba pensando
en que “!todo era poco por el califato¡”
El 16 de Octubre de 961 sube al trono. A sus cuarenta y seis años y una
vez muerto su padre, puede salir del alcázar. Toda una vida encerrado
 en una jaula de oro que soportó con paciencia pero que la prolongada
-¡encima!- vida de su padre, le dejó sin disfrutar los mejores años de su
vida mezclándose con el tumulto de las callejuelas de la judería,
perdiéndose en alguna pensión, …
Manda ampliar la mezquita pues se había quedado pequeña
acompañando a jeques y arquitectos en la construcción –después de tantos
 años encerrado  me imagino que cualquier excusa fuera buena para salir
del Alcazar-. Añadió once naves, los más bellas de cuantas ampliaciones
 se hicieron en la mezquita.
Es en Enero del 967 cuando empiezan a correr las aguas por los
depósitos de la mezquita y en las pilas de las abluciones a las que llegaban
 por tubos de plomo para que no se ensuciara el agua. El agua corriente,
como la conocemos hoy en día corría por primera vez en Hispania. Tan
contentos –o bien pagados estaban los poetas locales- que le dedicaron
una casida –poema árabe de alabanza a un gobernante o rey (ahora son
 los editoriales en los periódicos que cada partido se procura):
“has roto los flancos de la tierra para 
encontrar raudales de agua,
la más pura que llevas a la mezquita,…
…un acto glorioso y una buena obra
en bien del pueblo, 
de quien eres pastor y protector”
El cachondo de Al Hakim, no dijo ni mú de que las aguas procedieran no
de  los “rotos flancos de la tierra” sino de un acueducto romano que el califa
 mando desviar… Y todo sus súbditos con la boca abierta. Entonces también
les engañaban con sus periódicos…
El Califa Julio Anguita y su fino
Poco más de 1010 años después, otro Califa, Julio Anguita, alcalde de 
Córdoba, inauguró la primera depuradora de aguas residuales de España,
 sin ayuda estatal alguna –era comunista y gobernaba la derecha…y al
enemigo, ni agua (nunca mejor dicho)-, con el presupuesto del
Ayuntamiento recrecido con el aumento del recibo del agua. Los
cordobeses no tardaron en bautizar el agua como “Fino Anguita”.
¡Cashondos¡   
A los cuatro años de reinado, se produce la buena nueva del nacimiento
del heredero de la corona, el príncipe Hixam, el futuro califa Hixam II.
Su madre, nuevamente, una princesa esclava de origen navarro, de
nombre Subh, Aurora.
Su gran capricho, los caballos para los que hizo crear las Caballerizas 
del califato para la mejora y cría de los caballos al servicio del soberano
 y la corte.
Cada vez que se iba “de  bolos” a tocar las narices de los reyes cristianos
del norte, escogía sus mejores caballos y mandaba a sus altos signatarios
a que requisaran los mejores caballos de las coras (algo así como las
 comunidades autónomas del reino de Al Andalus), todos ellos de
raza hispano-árabe surgida de la mezcla entre los caballos existentes
con los traídos por los bereberes del norte de África (los caballos,
como los califas, eran mezcla indígena y árabe).
Al principio, si la cosa se ponía fea, pedía ayuda a los fabulosos jinetes 
bereberes del norte de África. Pasado el tiempo el califa encontró en
estos jinetes y en sus caballos un auténtico aliado de gran coraje,
-“diríase que nacieron debajo de ellos y que ellos nacieron sobre sus
 lomos” decía el poeta-. Acabó alistándolos en el ejército –y como se
dice vulgarmente metió a los gallos en el gallinero y luego ya nos los
 sacaría sino que saldrían las gallinas, o sea los omeyas-.
Aparece en escena el malo de la peli, Al Mansur billah
¿Por qué? Pues porque, pasados unos años, estos jinetes bereberes 
cambiarían el curso de la historia de Al Andalus ya que el califa
Al Hakam los puso al servicio de su hijo Hixam, el llamado a ocupar
su puesto, los señaló con su predilección, los colmó de bienes, los elevó
 a las altas categorías del ejército, les convirtió en fuerza personal suya
 y –ahí si que la pifió- encargó sus asuntos al algecireño
Muhammad ibn ‘ Amir, de nombre artístico Al Mansur billah (el
Victorioso por Alá), para los amigos y enemigos: Almanzor.
El reinado de Al Hakam II, noveno soberano de la dinastía omeya 
peninsular y segundo califa de la España musulmana, fue uno de los
más fecundos y pacíficos de los omeyas españoles (la calma que precede
 a la tormenta…). Guiado por su afición a las letras, las ciencias y
las artes (¡qué remedio, todo el día en casa sin que su padre le dejara salir
 ni para echar una cana al aire…!), empleó todos los recursos del Estado
en hacer de Córdoba el centro del saber occidental.
Creó una biblioteca, símbolo de esta cultura andalusí, pluralista, tolerante
y universalista, con más de 400.000 volúmenes que abarcaban todas las
 ramas del saber. Tenía anejo un taller de escribanía con copistas,
miniaturistas y encuadernadores. Su directora Lubna, secretaria
de Al hakam II. Según cronistas, en un solo arrabal de la ciudad podía
 haber unas ciento setenta mujeres dedicadas a la copia de libros, lo que da
 una idea de la cultura a la que llegó la mujer cordobesa en aquellas
fechas.
Lubna, un ejemplo más de que la historia está escrita por hombres y para
hombres y que una mujer culta, que dirigió la más impresionante de las
bibliotecas de la historia, la conozcamos de refilón en una visita a la casa
sefardí –que luego os contamos-. Chicas que leáis esto: ¡os animo a que
leáis algo sobre Lubna o sobre Wallada, poeta judía sefardí, ambas dos
 cordobesas de toda la vida!. Y nos lo contéis.
Al Hakam murió un primero de Octubre de 976. 
Y aquí se acabó la calma…
ENTRE TODOS ELLOS, AUNQUE ESTABAN ANTES QUE 
TODOS ELLOS, LOS JUDÍOS…

La Judería de Córdoba, 
patrimonio merecido de la humanidad 
Volvamos al presente y, dejando atrás los baños árabes, nos adentramos
en el antiguo barrio de la judería, donde sientes algo especial. Calles
estrechas, encaladas, con balcones floridos, enrejados, –alguno de ellos
nos regala otro verso del poeta alicantino “por las calles voy dejando algo
 que voy recogiendo, pedazos de la vida vía venidos desde muy lejos”-.
El paseo es un regalo para los sentidos: recovecos imposibles, plazuelas
en  las que surgen los bustos de personajes ilustres de la córdoba andalusí
como Al-Gafequi, oculista árabe, experto en la operación de cataratas,
en las enfermedades oculares y el iris, autor del primer tratado de
oftalmología y probable responsable de que lo que antes se llamaban
anteojos pasaran a llamarse gafas… o no.
En uno de esos quiebros nos encontramos con la sinagoga, en cuya entrada
nos recibe el busto de otro ilustre personaje, esta vez un judío en la España
árabe, Maimónides, filósofo y científico, autor de la Guía de los Perplejos,
auténtica enciclopedia del saber del siglo XIII. Tuvo que salir por piernas
 pues los torquemadas árabes, los almohades, que se habían hecho cargo
 de Córdoba le estaban haciendo la vida imposible y fue a la corte del sultán
 de Damasco, Saladino, como médico personal.
La sinagoga construida en el año 5075

Entramos en la sinagoga, construida en el año 5075… … (1315 del 
calendario judío), la única sinagoga primitiva que se conservan en
Andalucía, una de las tres únicas que se conservan en España.
Las otras dos…
tic…tac…tic…
en Toledo, cómo no.
Al entrar, maravilla la belleza de la decoración para la cual únicamente 
utilizan figuras geométricas
–como sus ahora enemigos los musulmanes-,
versos de su Libro 
–como sus ahora enemigos musulmanes-
que rodean los arcos de herradura y arcos polilobulados 
–como sus ahora enemigos musulmanes-
y donde se representa la Hamsa, la mano de Miryam, 
(de Fátima) para sus ahora enemigos musulmanes.
Qué difícil entender (o qué fácil, depende) cómo dos religiones que han 
sido hermanas de sangre, de leche, de origen, de casi todo, puedan llegar
 a odiarse tanto (o los intereses que hay detrás de ellos hayan hecho tanto
 porque así sea). Si cierras los ojos y los vuelves a abrir podrías estar en
una nave de una mezquita. La diferencia, las letras del texto. Entonces se
respetaban, más incluso entre ellos que con los cristianos, más dados a
marcar diferencias.
En 1492, dejó de ser sinagoga, de la mano de Torquemada, brazo armado
de la pareja que tanto-montaba-montaba-tanto-.  Ya no hacía falta,
desde el 10 de agosto no había judíos en España. La limpiaron, la
encalaron y la consagraron primero a San Quiteria –patrona del hospital
 de hidrófobos para el que hacía de capilla- y luego a San Crispin y San
Cipriano, patrones de los zapateros de cuyo gremio pasó a depender.
Salimos a la calle, nos despedimos con una mirada cómplice de 
Maimónides. En frente, desde un balcón Miguel Hernández -¡gracias!
nos defiende a los curiosos: “vocación de mirar, ¿qué más precisas?”.
Nos vamos a la  Casa de Sefarad  donde David, un joven judío sefardí
nos introducirá a la cultura judeo-sefardí o hispano-judía. Es, para mí,
junto a la mezquita, la visita que más me gusta por mi ignorancia
absoluta de la cultura sefardí y por lo interesante de las historias que nos
 cuentan y nos cantan.
David
David, con su Kipah en la cabeza -a mi pregunta responde que es el 
símbolo de que dios está sobre nuestras cabezas, por encima de todos,
del bien y del mal, símbolo de la humildad del hombre ante el
todopoderoso-, nos cuenta que en España vivió la mayor población
judía del mundo, que trabajaban en el comercio, la artesanía,… salvo
algunos pocos intelectuales que ejercían de abogados, de médicos.
Que, si durante el período musulmán pudieron vivir mezclados con
 musulmanes y con cristianos, a los pocos años de la conquista cristiana
 se les obliga a vivir en un único barrio, perfectamente marcado y
delimitado controlando sus entradas y salidas.
Nos cuenta cómo la sinagoga que acabamos de ver es inusualmente
grande –siendo no más que una capilla de cualquier iglesia cristiana o
de la propia mezquita-, que en la judería llegó a haber hasta veinte
sinagogas, algunas de ellas familiares, ubicadas en el patio o en alguna
 de las estancias de la casa. Que cuando se produce la diáspora, y deben
dejar todo aquí, emigran sobre todo a Holanda, Alemania e Inglaterra
 a donde llevan las costumbres españolas, los bordados, la música, la
orfebrería, la costumbre de “expandir l’axuar” (mostrar el ajuar),
el hamin o cocido (donde lo que único que falta es el cerdo),
el pescado frito -que se toma en la fiesta de las luces del rito judío
en que la comida debe acompañarse de aceite de oliva virgen-.
Nos habla en sefardí, prácticamente comprensible para nosotros pues
no es sino el castellano que se hablaba en el siglo XV.
Nos enseña un contrato de boda (ketuba) del siglo XIV por el cual el
esposo se compromete a indemnizar a la esposa con 200 monedas de
plata en caso de que el marido quiera divorciarse porque –y es algo que
no sabía- el judaísmo permite el divorcio (eso sí te quedas sin blanca).
Y nos cuenta que la Torah, el Libro de los judios, lo forman los primeros 
cinco libros del antiguo testamento, el Pentateuco, en cuyas páginas se
reglamente cómo debe vivir un judío, desde cómo deben comer –no
mezclando nunca leche y carne lo que les lleva a tener cazuelas para
calentar la leche y cazuelas para guisar la carne-, hasta los días de fiesta
 a guardar y los ritos a seguir esos días. Y que más de la mitad de los
textos que se utilizan en las liturgias en las sinagogas de todo el mundo
-Nueva York, Jerusalem, Chile,…- fueron escritas en la judería de Córdoba
 por rabinos y poetisas como Wallada, judía cordobesa.
Y sigue fascinando mi mente curiosa contándonos cómo sus meses 
–como sus ahora enemigos musulmanes-
se rigen por el ciclo lunar pero que como tienen doce meses –en vez de
 crear un año febrero bisiesto cada cuatro como nosotros- crean un
“febrero bis” , Adar bet, cada no-me-acuerdo-cuantos-años-dijo, y que
 el vino forma parte central de su cultura, que cada día deben beber un
poco de vino… y nos cuenta tantas cosas más que, al final, con ganas de
conocer más sobre esta gente le pido y me recomienda un libro “Los
sefardíes” de Paloma Díaz-Mas, Editorial Ríopiedra.
Lo que no me cuenta, es que, si suponemos al pueblo judío como el
pueblo perseguido entre los perseguidos, ellos, los judíos sefardíes son
 a su vez, considerados inferiores por los judíos askhenazis –el 80% de la
población judía-, menos puros, menos judíos, porque tuvieron la osadía
de mezclarse con árabes y cristianos y contaminar su cultura y
costumbres con las de árabes y cristianos. Y a estos pobres desgraciados,
 la Católica, los hecho como a perros de su propia tierra, Sefarhad,...
Como decía aquel “Dios sí que existe, lo que pasa que se prodiga poco…”
Y en la habitación de arriba, un catedrático de música nos pide que 
cerremos los ojos, y nos deleita cantándonos canciones sefardíes que,
conforme va avanzando la canción, las va cantando en árabe, en sefardí,
 en castellano lo que hace que, en nuestra sincera oscuridad, nos parezca
en cada caso que son canciones árabes, sefardíes o cantigas castellanas.
 Tal es la singular mezcla y el inmenso sustrato común de estas
 tres culturas.
Nos cuenta además cómo la música sefardí o sefardita nace de los judíos
españoles instalados en Castilla y Aragón que adaptan canciones populares
 castellanas hasta su expulsión en tiempos de los Reyes Católicos, siendo
una fusión de la música árabe y la cristiana: arabe en el ritmo y los
 instrumentos y cristiana por el idioma en que se cantaban, el romance.
Canciones de amor, de cuna, de boda, incluso, alguna picantona.
No sé porqué, si es por la propia belleza de la canción, por mi especial 
sensibilidad a los conflictos falsos entre culturas, a que “daniel echeverría
 jadraque” son tres palabras que provienen de estas tres culturas, a que,
simplemente estoy con la depresión post-cuarenta, a que estoy pensando
 en que es la hora del aperitivo y se aparece una copa de buen fino o a
que me da mucha pena que los intereses creados utilicen como excusa a
un dios, que de ser, sólo puede ser el mismo, dos lágrimas se escapan
de mis ojos. Me prometo aprender algo más de estas ricas culturas de las
que nada nos enseñaron en el colegio...