19 de febrero de 2011

Córdoba, con C de… Cuando te volveré a ver (5-6)

 

Los cinco califas
Al salir de la Casa Sefardí entremos en la bodega Guzmán donde la 
concurrida clientela se agolpa a ver el fútbol (es lo que tiene el fútbol de
segunda división, que lo ves tomando el aperitivo) donde el atento
camarero nos explica las diferencia entre fino, manzanilla, montilla,
moriles,… Como todos suenan igual de bien nos ponemos en sus
manos y nos sacas dos montilla-moriles y una ración de morcón para
 mí y una de salmorejo para Ana (no puedo evitar, repetirlo una vez
más, ¿cuándo pondrán tapas en los bares de Pamplona? ¿Cuándo te
 atenderán como persona humana –que decían Faemino y Cansado-?
Con nuestros cuerpitos entonados decidimos comer en el bar Rafel,
junto a la Puerta de Almodovar (no Pedro, aunque ya podría comprársela)
 donde un amabilísimo camarero nos recibe como si nos viera en la
frente un post-it que dice “trátame con cariño nunca viene mal”.
Nos dejamos llevar por su recomendación: una ración de japutas (con
 perdón), una ración de rabo de toro y otros par de pares de finos.
Mientras nos toma la nota, el camarero que es capaz de estar en misa
y repicando campanas, escucha el paquete que, en la mesa de al lado,
le mete una chica a su supuesto y paciente novio. El camarero, un
filósofo de taberna, se va con nuestra comanda diciendo  antes ya
mandaban en casa pero ahora con esas leyes de Ministra Aído mandan
 en toas partes”.
Cuando nos traen las viandas, como soy curioso de nacimiento –alguna
torta me he llevado por ello- me he fijado en toda la parroquia que
comparte espacio con nosotros –una pareja gallega, un grupo de
“jóvenas” guris, la joven mete-paquetes y el sufrido novio,…- y la
decoración donde destacan fotos y grabados de toros (con perdón de
la Generalitat) sobre los que le pregunto al locuaz camarero.  Orgulloso
me cuenta que son los cinco califas de Córdoba, los cinco grandes toreros
 que ha dado la ciudad: el Lagartijo, el Guerra, Machaquito, Manolete y
 el Cordobés.
Nos cuenta una divertidísima anécdota relativa al primero: 
cuando le dijeron que brindara la corrida a Ortega y Gasset, 
él preguntó ¿y eso quienes son?.
Su apoderado le respondió que era uno y que era un filósofo. 
Sorprendido el Lagartijo preguntó “¿Y esos qué hacen?
Pensar, le aclaró el apoderado.
A lo que el Lagartijo respondió mientras procedía a comenzar el brindis 
“¡ Si es que hay gente pa tó!”.
Debía ser fino porque al filósofo le brindó el toro pero en la primera de
las corridas que se celebraron en París con motivo de la Exposición
Universal (la de la torre Eiffel), se negó a brindar un toro a la destronada
reina Isabel II «porque soy republicano».


¡¡Olé con el Lagartijo¡¡¡¡¡
Éste Lagartijo debió heredar el genio y figura del malo, malísimo de 
todos los libros de historia que nos daban en Maristas, Ursulinas,
Jesuitas,… y todo colegio serio que se preciara. Y nos les faltaba razón…
Según vamos paseando entre calles estrechas que facilitan que nuestras
S sean convergentes buscando un salón de té árabe, recuerdo lo que había
 leído de nuestro siguiente protagonista…
ALMANZOR 
A su muerte, su hijo Al Hixam se encontró rodeado por un ejército 
berebere que odiaba a los omeyas y con un regente, Almanzor,
ambicioso  hasta la locura. Su único apoyo –quien va a ser- su madre,
Aurora a la que no le faltaría coraje, pero era demasiado… incluso para
una Navarra  (¡!que son finas…¡¡ -que conste que no es rencor por no
haber ligado nada, lo cual es cierto,…-) ).
La marioneta estaba preparada y lista para ser movida, sin que se 
notara nada. De ello se encargó el rey de las intrigas palaciegas,
Almanzor que, preparó la entronización del joven príncipe. Subh,
Aurora, la esclava-madre,  dicen que gran cantante (seguro que venía
 de familia de joteras…,) y Almanzor  prepararon todo rápido para evitar
sorpresas y que fuera proclamado otro omeya, al-Mugira, el tío del
príncipe, que pronto es estrangulado (me imagino a Aurora cantando
en tono de jota Navarra “¡¡que yo no he siiiiiiiiidooooo,
que yo no he siiiiiiiiiiiidooooo!!, ¡¡ que se ha muerto sooooooolo, porque
él ha queridooooooooooo!!!”).
Con once años, el angelito de tez blanca, de grandes ojos azules, 
barbilampiño y tirando a pelirrojo (¿por qué en los libros del colegio,
Maristas en mi caso, siempre dibujaban a los omeyas con tez morena,
ojos negros, negrísimos y negra barba? Si eran casi primos hermanos
 nuestros…) fue entronizado nombrando como primer ministro a
al-Muxafii y a Almanzor visir del Califa.

Y, resumiendo, acabó siendo un pelele y Almanzor reinó como Valido
del Califa (más bien Dictador) encargándose de que poco a poco fueran
 cayendo todo aquel que pudiera o tuviera la más mínima intención de
hacerle sombra (el “Prime Minister” al Muxafi no le duró ni dos años).
Como tonto no era, nunca usurpó el título de Califa –con manejar
las cuerdas le valía-. Bueno, pero tampoco demasiado listo porque hizo
 entrar en política a los grupos de tropas del ejército y los bereberes que
 años más tarde le meterán en líos.

 
Con todo el poder y para no “molestar” al Califa, se hizo construir un palacio 
a las afueras de Córdoba en la que se instaló con la aristocracia y el bajo
pueblo y la convirtió en su residencia. Allí convocaba a funcionarios,
colocó su guardia personal, y re-dirigía los impuestos de las provincias de
Al Andalus y la orilla africana sin pasar por el Alcázar donde vivía el
desgraciado Califa al que hasta de las visitas le privaron y, por tanto,
del consuelo y apoyo de algún devoto seguidor, impidiendo cualquier
movimiento sospechoso en su interior. Cuando su madre, la jotera,
se dio cuenta del pastel era demasiado tarde y lo odió como antes lo amó.
Y empezó a intrigar contra él como antes hizo junto a él.
Almanzor desplazó las tropas árabes, sospechosas de lealtad a los omeyas, 
y las suplió con tropas bereberes y reorganizó todo el ejército para de forma
anual irse de gira por el norte de la península, saqueando. Acoj….. asustaba
 tanto a los reyes cristianos que no se les ocurrió mejor cosa que, para
aplacar sus iras, ofrecer la mano de la hija del rey de Pamplona, con la que
 se casa y de la que nace Abd-al-Ramahan, apodado Sanchuelo.
Manda Huevos (Federico Trillo dixit, por cierto paisano de Almanzor). 
En su palacio recibió delegaciones de altos mandatarios, de príncipes y de 
reyes, entre ellos a los reyes de Navarra Sancho García y su consuegro,
Sancho Abarca. Y poco después a Gonzalo, hijo de éste último. Y mientras
 su paisana, Aurora, inició una rebelión contra Almanzor, con su propio
dinero contratando al ejército del jefe xirí. Mientras, su hijo había quedado
con Almanzor que no daba guerra si le dejaban llevarse todo el oro del
Alcazar. 

¡¡Mira que somos desagradecidos los hijos!! Su madre desvelándose por
 su hijo y el muy cap…. escapándose con el oro por el puente romano.

¡¡tener hijos para esto¡¡
Pero a todo cerdo le llega su san martín, y tanto batallar, tanto batallar, 
murió tras realizar su última campaña contra La Rioja que pertenecía al
Condado de Castilla (se había quedado sin vino para sus fiestas y se dio un
garbeo por tierras riojanas para llenar toneles del buen caldo de esos
maravillosos pagos lleno de no menos maravillosas gentes –tirando para
casa…-).
A su vuelta pasó por Nájera y por mi pueblo materno, Baños de Río Tobía,
y de ahí se dirigió al Monasterio de San Millán de la Cogolla que dejó más
limpio que la patena –que también se la llevó-. Alguno de sus súbditos se
entretuvieron más de la cuenta –o incluso se quedaron, enamorados por el
 vino y las riojanas- ya que mi apellido materno, Jadraque, como muchos
de esa zona son de origen árabe (ahora que crece mi hija y empieza a salir
noto que me sale mi parte de moro…).
Siesta en el salón de té 
Llegamos a un salon de té moruno,  donde nos sirven un rico té, unos 
pastelitos de miel, ajonjolí, pistacho y almendras. Nos tumbamos en unas
inmensos sofás dónde cogemos postura y disfrutamos de la música árabe,
repetitiva y adormecedora, que se oye de fondo, nos tomamos el té, algún
pastelito… y nos quedamos dormidos ¡una hora¡ (lo que hace el fino, el
relax, los sofas-almohadones, la música,…- , … ¡Son las seis y media y
 el tren sale a las siete y media!
Taaaaxi¡¡¡ al Hotel Hesperia Córdoba y a la estación de AVE…
Dejamos Córdoba con ganas de volver. En el tren de vuelta, ya más 
relajados tras el sprint andalusí, releo el final de parte de esta historia….
LA FITNA (GUERRA CIVIL) Y EL FIN DE LOS OMEYAS 
La muerte prematura de su primogénito Al Muzzaffar (hay quien dice que
ayudado por un “chupito” que le había preparado su hermano) a los 33
años, precipitó la guerra civil cordobesa y la posterior caída del califato.
Al morir éste ascendía al trono Sanchuelo, hijo de Almazor y la princesa
navarra, en cuyo infortunado y breve reinado comenzarían los graves
acontecimientos que darían al traste con el califato y traerían la ruina a la
Córdoba califal.
El caso es que el califato desapareció, el último rey omeya Hixam III fue
depuesto, se declaró la república y se crearon 39 mini-reinos, cada uno
asociado a una familia o clan, vamos, un carajal, pequeños reinos
llamados Taifas. Desmembrados como estaban, no les fue difícil a los
almorávides primero, y a los almohades después tomar el poder durante
un tiempo como tampoco les fue difícil a los reyes cristianos del norte
de España, encabezados por Fernando III conquistar Córdoba en el
año 1236.
Acabamos con Jorge Drexler y el final de “Milonga del moro judío”
Y a nadie le dí permiso para matar en mi nombre,
un hombre no es más que un hombre y si hay Dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso seguirá, yo me habré ido;
rumbo también del olvido no hay doctrina que no vaya,
y no hay pueblo que no se haya creído el pueblo elegido.

Y con el puente de mi paisano Javier Manterola,

Dnl

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me encantaría leer tu opinión