10 de octubre de 2010

Vacaciones en Holanda 2. de Utrecht a Utrecht por Australia (I)

“Aimer, d’abord. Il sera toujours temps, ensuite, de
s’interroguer sur ce qu’on aime jusqu’à n’en vouloir
plus rien ignorer”. André Breton, 1962.
(Para David y Gabriela)
La Haya, amanece
Me levanto, con cuidado para no despertar a las chicas, 
voy al salón y busco uno de los miles de discos de música pop que David tiene y que nos está descubriendo y enseñando a disfrutar con sus apasionadas explicaciones.
Por la ventana veo cómo la ciudad se despierta. Me encantan 
estos momentos, solo, por la mañana. Los coches, ciclistas, tranvías, circulan silenciosamente como si no quisieran romper este momento.
Elijo del grupo Souvenir -grupo de Pamplona que canta en
francés y del que yo, siendo vecino, no conocía-, el álbum “Points de Suspension”. Mientras van sonando “le temps perdu”, “comme d’habitude”,… repaso la guía turística para ver lo que se puede ver en Utrecht –recomendación expresa de nuestros anfitriones David y Gabriela-.
A juzgar por la guía Utrecht promete bosques frondosos 
en Heuvelung donde perderse con la bicicleta, numerosos castillos en Amerongen y Wijk bij Duustede -tradicional lugar de descanso de mercaderes y terratenientes acaudalados de Amsterdam a partir de los siglos XVII y XVIII-, pueblos de ensueño como Amersfoort –parece increíble que en estos parajes idílicos en los años cuarenta del siglo XX, prepotentes esbirros de la locura humana, la ira, el odio y la guerra instalaran un campo de concentración- o preciosas vistas en el Lage Vuursche -muy popular entre los excursionistas me indica la guía-.
En la propia ciudad de Utrecht –me contó David que es la 
preferida por los holandeses para vivir- nos recomienda no perdernos los canales que encauzan el río Oudestracht, antes ruta clave para la economía de la ciudad, ahora lugar de paseo para sus habitantes, el Centraal Museum donde destaca la obra del artista local Jan van Scorel (creo que éste no lo estudié o me pillo pensando en babia), las viejas murallas de la ciudad junto a los canales que rodean la ciudad son lugares idílicos para jóvenes y no tan jóvenes enamorados, las Pallaskameren -asilos construidos en 1651 por Maria van Pallaes y donde esta buena mujer ofrecía alojamiento gratuito y comida y bebida (cantidades moderadas puntualiza la guía…) cada día-, el museo holandés del ferrocarril, el observatorio del siglo XIX,….
Antes de cerrar el libro, me llama la atención una pequeña 
reseña: Ab-original Art Museum, museo consagrado a los muchos y diferentes estilos del arte aborigen en el que se exponen alrededor de 500 pinturas y esculturas que se producen en las cooperativas australianas. Curioso, no?
Mientras no se despierta el sector femenino de la familia, 
aprovecho para seguir leyendo “The Global Commonwealth of Citizens” de Daniele Archibugi que, aunque solo sea por el delicioso final de su introducción –“este es uno de esos libros peligrosos escritos con la esperanza de que nuestros hijos y nietos tengan un mundo mejor. Ese mundo mejor ciertamente no se lo podemos garantizar pero, al menos no nos podrán reprochar el haber ignorado el reto”- ya merece la pena intentar leerlo.
Retomo la lectura por el capítulo en el que analiza lo que el 
cosmopolitanismo –no es el momento de explicar con detalle la propuesta del escritor italiano- debe hacer, frente al actual comportamiento de las democracias, en las intervenciones humanitarias y sobre el deseo aparentemente bondadoso y altruista de estas democracias de convertir a sus valores a todo el mundo.
En él el autor subraya algo que, no por estar claro, a veces 
olvidamos:
“…la esquizofrenia en la que viven los democracias 
occidentales que, puertas adentro defienden la libertad y los derechos democráticos de sus pueblos, pero puertas hacia fuera se comportan como una dictadura más poniendo a su disposición los medios más innobles para atacar al que no piensa como ella y tiene lo que anhela ella…”,
“…y sus esfuerzos por convertir a los bárbaros a la libertad 
y la democracia se han convertido en eslóganes publicitarios para realmente defender intereses creados y atacar al enemigo, con una maquinaria de propaganda que no solo no demoniza sino que santifica sus acciones convirtiendo los crímenes de guerra en daños colaterales, la agresión en prevención y la tortura en interrogatorios coercitivos”.
Se despereza la familia, dejó libro y preparó zumo y tostadas, 
y horchata, desayuno a la altura de este día, que promete.
Utrecht, por la mañana
De Laan van Roos en Dorn (calle de la rosa y las espinas, 
sugerente, no?) en tranvía a Den Haag Centraal Station, en cercanías hasta Utrecht Centraal Station sin incidentes reseñables salvo que mientras leía, un movimiento del tren hace que parte de mi café caiga sobre el chándal del impasible nativo que, sin inmutarse, me mira y me dice “no problem” y sigue leyendo su Sportrank (que viene a ser el “Marca” holandés). Doy gracias a Calvino por inculcarles esta paciencia y al Azar que no puso junto a mí al ejecutivo Armani que está justo en frente.
De Utrecht Centraal Station, atravesando un megacentro 
comercial que une la estación con la ciudad, al centro de Utrecht.
Efectivamente la guía tiene razón, la ciudad es deliciosa, 
surcada por canales, puentes pintorescos, calles estrechas, jardines cuidados que vamos disfrutando y, sobre todo, cafés con las sillas que rodean las mesas de las terrazas dispuestas como a mí me gusta: las cuatro mirando al paseo para no perderte nada. Esto es casi una provocación que alguien con ADN cotilla (y la ayuda de mis hijas que quieren descansar) no puede desperdiciar.
Sentados, mirando los cuatro a la gente pasar, disfruto 
viendo bicicletas y bicicletas (bueno, con un holandés u holandesa encima) de todos los tamaños y diseños, colores y estampados, con la más surtida gama de complementos para bicicletas uno hubiera imaginado (lleva-niños, lleva-ancianos, tándems, con cestas, con maleteros, con quita-vientos, con sidecar para niños, con minimotores por si hay un repecho,… ¡Cómo me gusta ver pasar gente e imaginar por sus caras, por sus vestimentas, por sus bicis,… a dónde irán, a quién van a buscar, si estarán teniendo un buen día o malo, si son futboleros o intelectuales, si –imposible según Borges, real según Galeano o Valdano- ambas cosas.
Compartimos terraza con un amable matrimonio nativo que, 
como no, veranea en Marbella y una encantadora boliviana casada con un holandés (¡pero hija, le diría su madre, ¡cómo te casas tan lejos!) mientras sufren nuestro hispano tono de voz y mi escaso sentido del ridículo. Al detectar –sagaces- que somos españoles nos tratan de hablar en español mientras yo les pregunto como se dice eso en nederlandés. Así que aprendo mis primeras y casi últimas palabras “dank u well” para dar las gracias, “dag” para decir adios, “Heel roed”, muy bien y “Tot zines” con las que nos despedimos (hasta pronto).
Paseamos por nuevas callecitas que siempre guardan alguna
sorpresa como la tienda de juegos de mesa más encantadora que he visto. Una pequeña tienda llena de juegos de mesa en la que pasamos un buen rato y de la que nos llevamos una web www.boardgamgeek.com (algo así como www.locoporlosjuegosdemesa.com) en la que podemos encontrar cualquier juego de mesa del mundo y descargarnos todas las instrucciones en el idioma que deseemos.
Hacemos dos grupos, uno –las chicas- al museo del tren otro
–el chico- que prefiere seguir deambulando y, como ocurrió, sin querer, encontrarme con el Aboriginal art Museum desde cuyo inmenso ventanal veo cuadros llenos de color que, a pesar que prefiero pasear que ver museos, me hace entrar.
Australia, al mediodía
Los primeros cuadros me llaman la atención por el colorido
por el punteado infinito que tienen muchos de ellos, por lo incomprensible de lo que representan, por lo atractivos y alegres que resultan.
Antes de continuar veo una sala de video en la que, grata 
sorpresa, retransmiten uno de los partidos más impresionantes que he visto. Me siento. Veo, escucho y apunto.
En principio parece un partido desigual entre el combinado 
de dos de las mejores selecciones del mundo, Inglaterra y Holanda (si bien finalmente los jugadores holandeses como veremos se retiran al inicio del partido), sobre todo en los campeonatos mundiales de los siglos XVII y XVIII, y la Australia aborigen, poco preparada y mal entrenada para este tipo de torneos.
 
40.000-1606 Australia. La previa del partido.
“nuestra gente  desciende del Gran Djankawu quien vino 
de la isla de Baralku cruzando el mar. Nuestros espíritus vuelven a Baralku cuando mueren. Djankawu vino en su canoa con sus dos hermanas, siguiendo el lucero del alba que le guió a las costas de Yelangebara en la costa este de la Tierra de Arnhem. Ellos caminaron a lo largo del campo siguiendo las nubes de la lluvia, cuando querían agua, clavaban un palo en la tierra y el agua manaba en abundancia. Ellos nos dejaron los nombres de todas las criaturas de la tierra y nos enseñaron nuestra Ley”
Esto cuenta Marika Wandjuk, del pueblo Riratjingu, 
adviertiéndonos que los pueblos aborígenes de otras tierras cuentan sus propias historias de cómo se crearon las montañas y los ríos, cómo las tribus crecieron y el modo de vida de sus antepasados. Que cada pueblo tiene su propia historia, sus propios mitos, sus propias ceremonias y su propia expresión artística.
Nos cuenta que los aborígenes llevaban viviendo en la isla 
más de 40.000 años. Tenían grandes conocimientos de cosmología y un gran dominio de los recursos naturales de los que se servían para vivir. Para asegurar que los dioses les fueran propicios tenía una vida rica en ritos y ceremonias.
Nos sigue contando que sus conocimientos y habilidades les
permitían asegurarse los recursos necesarios para sobrevivir en lugares donde los europeos que acabarían llegando allí, hubieran muerto en cuestión de días; que el modo de vida aborigen consistía en aprovechar al máximo cualquier oportunidad para sobrevivir; que para cazar utilizaban los “miru” (boomerangs, elaborados artefactos aerodinámicos) que dan una idea de sus conocimientos y recursos.
También nos cuenta que la tierra era un lugar al que estaban 
vitalmente unidos. Su conexión con la tierra era la base de todo: su cultura, su historia, sus creencias, su sustento. Y esta conexión les permitió adaptarse a los diferentes cambios climáticos (estas palabras las he oído en alguna parte, de qué me suenan,…) y condiciones ambientales. Como ejemplo, resalta que hacia el final de la última glaciación, hace 15.000 años, cuando el clima se hizo seco y los lagos se evaporaron convirtiéndose en desiertos, su dieta cambió y se ajustó a la nueva situación.
Nos cuenta que son unos supervivientes. Que durante todo 
ese tiempo una de las culturas más ricas de la tierra fue capaz de desarrollarse y mantenerse hasta hoy día.
Primera parte
1606. Holanda: 1 – Australia: 0
El barco Duykfen de la Compañía Holandesa de las Indias 
Occidentales explora la costa oeste de la actual Península de Cape York. Casi veinte años después, Jan Carstensz, capitán de la Compañía, anota en su cuaderno de viaje que se ha encontrado “nativos” que son “los más pobres, desgraciados y miserables desechos” que ha visto en su vida.
Los primeros contactos entre la “civilización” y estos 
“miserables” cuando estos marinos pisan tierra firme son violentos. Hay escaramuzas en las que ambas partes sufren bajas -La tribu Wik todavía hoy conmemora este día-.
1770. 
Holanda-Inglaterra (vienen nuevos fichajes que serán
titulares) : 2 – Australia: 0.
Este año, el capitán James Cook reclama la costa este de 
Australia para el Rey Jorge III de Inglaterra. Fruto probablemente de la influencia de la Ilustración en el joven capitán, anota en su diario:
“…a alguno pueden parecerles la gente más miserable de 
la tierra, pero en realidad son mucho más felices que nosotros, los europeos, desconociendo por completo no solamente las superfluas sino hasta las más elementales comodidades que afanosamente buscamos en Europa; son felices sin conocer su uso. Viven en una paz y tranquilidad que no la rompe la desigualdad de su condición”.
Estas tierras dejan de llamarse Nueva Holanda (“pobres” 
holandeses pienso; cada vez que llaman a algo Nuevo Algo -Nueva Amsterdam, Nueva Holanda,…- llegan los británicos y le cambian el nombre por Nueva York, Nueva Escocia,…).

1783. Inglaterra (el equipo naranja abandona por 
lesión): 3 – Australia: 0
Australia pasa a ser una colonia más del Imperio Británico.
1788. Inglaterra: 4 – Australia: 0
Australia es declarada “terra nullius” –que considera que 
las nuevas tierras no tienen dueño y que los indígenas no existen en relación a la ley británica-. Llega a la actual Sydney la primera flota que transporta reclusos –compuesta por 736 hombres, mujeres y niños-.
Esta claro que la población indígena no está nada contenta 
con esta invasión europea como se deduce de los primeros contactos de los aborígenes australianos y esta primera flota cargada de presidiarios llevados al penal de New South Wales.
Las primeras palabras dirigidas por los aborígenes a los 
europeos son “!Warra, Warra¡” que significa “!Marcharos¡”. Lejos de amedrentarse, los ingleses roban las tierras y objetos pertenecientes a los aborígenes y secuestran a sus mujeres.
1803. Inglaterra 5: Australia: 0
La nueva colonia muestra una total falta de sensibilidad y 
comprensión hacia los pueblos indígenas. Su avaricia es tal que prácticamente eliminan a toda la población de la isla de Tasmania enviando a los pocos supervivientes a la minúscula isla de Flinders.
En la isla principal la situación es similar. Además, las bajas 
en los indígenas son tanto o más producto de las nuevas enfermedades que portan los colonos frente a las cuales las tribus indígenas no están inmunizadas.
Aún así, los baños de sangre son práctica habitual hasta los 
primeros años del siglo XX (resalto: no sobra la segunda X) para cuando el número de reclusos enviados es ya superior a los doscientos mil.
De las 500  diferentes lenguas y dialectos que se hablan antes 
de 1788, solamente queda una tercera parte de las cuales únicamente 50 se utilizan en la actualidad en la vida diaria.
Los objetos exploiados entre los siglos XVIII y XIX se 
exponen en Paris en 1919 en una exposición en la que el catálogo subraya que los aborígenes australianos son gentes primitivas sin arte.
18 años antes, 1901, los seis estados de Australia se unen 
formando una nación y se funda la Commonwealth de Australia en Melbourne, declarando Camberra como su capital. Los colonos pasan a llamarse australianos y a los indígenas les denominan aborígenes –de “aboriginer” nombre dado por los romanos a los primeros habitantes de la antigua Roma-.
Aquí en Europa, Paris 1929, los surrealistas -entre los que 
se encuentra André Bretón, referente del movimiento- publican un mapa del mundo donde el tamaño de cada país era proporcional a su arte y su potencial creativo. En ese mapa Australia aparece como una isla del tamaño de Ibiza.
1945. Australia (los colonos se apropian la denominación de
origen): 6 – Aborígenes: 0
Tras la segunda guerra mundial, los aborígenes son forzados
a vivir en reservas y misiones mientras la gran mayoría de australianos es ajena a lo que ocurre. Se les priva de cualquier derecho individual, civil o social como ir a las piscinas, cines y teatros donde van los australianos –un apartheid a la australiana, menos conocido, quizás por faltar un Biko o un Mandela, quizás por estar muy lejos, quizás porque quien manda es el imperio vigente, el anglosajón, quizás porque aquí en Europa tenemos bastante con nuestra propia guerra, qué más da.-
Alejados de sus tierras a las que se sienten unidos, los 
ancianos pierden su autoridad; como tienen prohibido viajar, no pueden cumplir con sus obligaciones religiosas y sus tradiciones culturales que forman parte de su esencia, de su razón de ser.
1953: Australia-Inglaterra (nuevos fichajes): 7 – Aborígenes: 0
Un área del sur de Australia, donde muchas tribus aborígenes 
continúan llevando vidas seminómadas, pasa a ser zona de pruebas nucleares del ejército británico.
Por esa época, algunas personas como el artista Albert 
Namatjira y el actor Robert Tudawali, de origen aborigen ponen las primeras semillas como personajes públicos socialmente conocidos socialmente (el bello y glamouroso cuerpo de hielo australiano, Nicole Kidman todavía no existe). Pero todavía ni la sociedad ni la clase dirigente hace nada al respecto.
1910-1960. Australia: 8 – Aborígenes: 0
Desde 1910 a hasta los años 70 –antes de ayer- se llevan a 
cabo paralelamente las políticas de “asimilación” que en su aspecto más perverso toma la forma de secuestro de niños y niñas mestizos, fruto de la unión de los aborígenes con colonos y normalmente con padre desconocido. Son enviados a orfanatos o familias de acogida donde se les obliga a hablar el inglés y se les trata de borrar cualquier vínculo cultural con su origen.
En los años 65 y 66 se organizan campañas informativas 
–Freedom Rides- a favor de los derechos de los aborígenes que llaman la atención sobre las injusticias y discriminación a la que, aún entonces, están sometidos.

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